Checo kun's real

Bienvenidos a reseñas de anime, estilo cinemanía, con un poco de humor y minimizando el spoiler, con el fin de picarle la colita curiosidad al lector que se pregunta ¿me animo a ver esta serie?

lunes, 6 de diciembre de 2010

Candy Candy o cómo transformar con una sonrisa al mundo

Título original: キャンディ・キャンディ
Le querian poner: Candy Tarzán Pecosa
En Galicia le hubieran puesto: Dulce Dulce
Los televisos serían capaces de ponerle: ¡Soy tu enfermera!
Terminaron poniéndole: Candy Candy

 El secreto de Candy: su eterno entusiasmo
El anime shoujo por excelencia, y para un servidor, la historia que me hizo fan de la animación japonesa desde los 6 años. Es, para mí, el más bonito melodrama televisivo (superior a cualquier telenovela del canal de las barras y las estrellas.

La historia es por muchos conocidoa y si algún detalle se me barre, corríjanme.  Sucedió por ahí de 1982, en el canal 13 había una muy bonita barra de caricaturas en las tardes de lunes a viernes. Y como cosa curiosa, muchas de extracción japonesa, sin olvidar el show de los muppets los domingos después del fútbol americano. Pero centrémonos en la historia de esta rubia pecosa y con esa voz argentina tan melosa y dulce que ha roto los corazones de varias generaciones, me refiero a la maestra Cecilia Gispert.

Candice White es una niña huérfana, abandonada en un orfanatorio durante una nevada en un pradera del centro-norte de los Estados Unidos (en el manga, la escena ocurre en un día de primavera) junto con otra niña, Annie. El orfanatorio en cuestión es administrado por una religiosa (de sepa Dios qué orden), la hermana María y su amante secreta la señorita Pony (de quién se puede suponer que también es religiosa pues nunca se le nombra si está casada o qué pex con ella. Ambas niñas, una rubia y la otra de cabello oscuro, desarrollan personalidades completamente opuestas. Candy es enérgica, entusiasta, desinhibida, descocada, zorra y algo marimacha (para los cánones mojigatos de su época, principios del siglo XX, mientras que Annie es tímida, llorona, mosca muerta y las actividades al aire libre le cuestan uno y la mitad del otro mucho trabajo. Ambas se juren solemnemente que siempre estarán juntas, pero como tarda más en caer un hablador que un cojo, cuando Annie es adaptada por una familia rica de alto pedorraje alta alcurnia, Candy se queda como el perro de las dos tortas llorando en lo alto de una colina cuando (y he aquí una de las escenas más hermosas de la serie) aparece un excéntrico joven con falda maldito joto escocesa y tocando una gaita, la consuela diciéndole (imaginen el acento argentino) "eres más bonita cuando sonríes que cuando lloras"... y ¡oh!, el príncipe de la colina se desaparece sólo dejando un prendedor con una A gigante. Y desde ahí, creo que no hay corazón duro sea de hombre, mujer o quimera, que se enternezca con semejante escena y no deje de picarse el ombligo la curiosidad por saber que ocurre episodio tras episodio hasta completar los 115 que componen la serie.


El encuentro con el príncipe de la colina


Quienes hemos sido fans de esta historia, coincidimos en muchas cosas. Aparenta ser cursi, no es boba ni tampoco simple. Candy con su firme temperamento, tiene innumerables momentos donde se hace de tripas corazón porque le ocurre de todo: es adoptada, la convierten en sirvienta, en cenicienta, es inadaptada adoptada nuevamente por otra familia donde vive el amor de su vida, a éste se lo carga el payaso le cae del caballo y muere, se sobrepone a pérdidas, a infamias, la secuestran al más puro estilo mexicano (literalmente, sino recuerden al cochero con su atuendo de rancherito neoleonés de principios del siglo XX), la meten a una escuela fufurucha donde nuevamente la pasa mal aunque conoce a su nuevo amor (Terry), y como no le gusta que le sigan teniendo conmiseración por ser una niña adoptada por una familia rica que trata de resolverle la vida, en un acto de libertad y de valor, se escapa para forjar su propio destino con sus propios medios sin importar las dificultades ni el qué dirán, pero aún así, lleva titubeos, miedos, esperanzas de reencontrarse con Terry, abandona a su mascota Klin para hacer sus estudios de enfermera (en una escena súper conmovedora que me sacó lagrimas de cocodrilo), y en medio de la guerra y de atender a un sin número de combatientes, le toca por azares del destino ser la que reviva a su preciado mentor dentro de la familia rica que la adoptó. Y aún falta más, pues en uno de esos giros drásticos que tiene la vida, cuando parece que tiene la felicidad al alcance de su mano, deja estúpidamente ir al amor de su vida con una niña del teletón paralítica para no causarle un mayor dolor, sin importar que ella misma se clava un puñal en el corazón... Ja, ya dije el final pensarán algunos pero no acaba aquí, pues al ir el anime más adelantado que el manga, aquél concluye de una manera desconcertante, regresando al orfanato para trabajar con la hermana María y la señorita Pony. Aunque al menos, se aclara la identidad del famoso príncipe de la colina.

Bueno, total que para no hacer el cuento largo, Candy Candy es el desarrollo y evolución de una chica de cáracter que es capaz de anteponer la felicidad de otros a la suya. Es una de esas almas mártires que antepone la felicidad de los demás a la suya propia, una chica sacrificada, que busca ser sostén emocional de muchas pero que muchas veces necesita de alguien más en quién apoyarse.  La amistad y el compartir el amor y la felicidad propios son el tema recurrente, el aprender a levantarse una y otra y otra vez y ¿cómo no van a inspirar al espectador y a poner en el baúl de los buenos recuerdos semejantes actos de heroísmo que una y otra vez Candy realiza?

Al margen de el trágico destino que empañó y sigue empañando la distribución y retransmisión de Candy Candy en la actualidad (me refiero a la eterna pelea de box por los derechos entre Kyoko Mitzuki y Yumiko Igarashi, escritora y dibujante respectivamente), voy a decir algo que quizá suene a blasfemia: la versión doblada es profundamente más emotiva que su original en japonés.  La marca que dejan este grupo de actores argentinos no tiene parámetro en la historia del doblaje latinoamericano.  Muchas veces se nos dice que el doblaje mexicano es el mejor del mundo, pero eso no significa que el talento sólo se concentre entre el Río Bravo y el Suchiate: me he bien acostumbrado a la voz chillona y dulce de Cecilia Gispert y a la seriedad y desparpajo que Andrés Turnes (voz de Anthony y de Terry) que me quito el sombrero ante ellos.  Cuando hay cariño y un trabajo profesional, es obligación reconocerlo.

¿Qué le podría decir a las noveles generaciones que se han quedado atrapadas en la banalización de programas dizque modernos pero no ofrecen en ocasiones otra alternativa más que eternas explosiones, chistes grotescos o series con pseudo-estrellas pop fresas y vacías?  Bueno, se trata de probar todo pero quedarse con lo bueno.  Puede que en estos tiempos las historias rosas (entiéndase, dirigidas inicialmente a un público feminino) nos parezcan vil cursilería y hasta pérdida de tiempo.  Vivimos en tiempos en donde queremos el amor sin que nosotros lo ofrezcamos primero, buscamos la libertad pero no estamos dispuestos a arriesgarnos ni mucho menos a responder por las consecuencias que trae consigo alcanzarla, y con frecuencia nuestro egoísmo contemporáneo nos hace olvidar que una sonrisa desinteresada y un entusiasmo desbordado suelen ser mejores medicinas que el Valium o el Prozac.

¿No les parece encantadora esta sonrisa?
Con aprecio y cariño para Deni-chan, cuya sonrisa es la mejor medicina.

Y para que conozcan al menos quiénes están detrás de la niña Candice White, les presento en primera instancia a Mitsuko Horie, la cantante del tema original, intérprete y también con frecuencia seiyuu (¿remember Sailor Galaxia').

 

Y por otro lado, esta interesante entrevista con la inolvidable Cecilia Gispert.

sábado, 24 de julio de 2010

School Rumble o la cólera en los tiempos del amor


Título original: スクールランブル.
Le querían poner: Desmadre  escolar.
En Galicia le hubieran puesto: Alboroto de instituto.
En México son capaces de ponerle:¡¡ Cachún cachún rara!!
Terminaron poniéndole: School Rumble.

Había una vez, en una lejana escuela de cuyo nombre no quiero acordarme (Yagami High School) un par de enamorados no recíprocos.  Tenma Tsukamoto (pronúnciese, Zkamoto) estaba enamorada de Ooji Karasuma, un chico sin expresión facial, todo X, un autista en pocas palabras.  Karasuma no se da por enterado de que Tenma simplemente está loca de remate por él, a pesar de que ella es cínicamente atrevida, excéntrica y divertida para demostrarle su amor.  Pero todos los esfuerzos de Tenma son en vano, pues éste individuo es todo un cabeza dura qué sólo fija su atención en el curry, como los malos novios que dejan a la novia como el perro (o a la perra) de las dos tortas para irse con sus amigotes a ver el fútbol.

Tenma Tsukamoto, la heroína que puede comer cualquier cosa menos el chile ^_^

Y también había una vez, un delincuente malencarado, gamberro a más no poder, capaz de destrozar a sus oponentes en segundos, todo un rey del barrio llamado Kenji Harima, que está enamoradísimo de… Tenma.  Y Tenma, ni por accidente es capaz de darse cuenta que esté individuo hace de todo para que ella se de cuenta que existe, que le ama con todo su corazón, llegando al extremo de cambiar de apariencia (como Amado Guevara, el señor de los cielos para huir de sus perseguidores) al grado de sólo… dejarse bigote y usar gafas oscuras (perdónenlo, es que es tan, tan, tan buey este tipo que sólo eso se le ocurre).  

Kenji Harima, un delincuente juvenil incapaz de declararse a su más grande amor.

Con este marco inicial, arranca School Rumble, una serie que en lo personal se convirtió en parteaguas para un servidor.  El principal motivo, está en las situaciones cómicas, sin embargo, y a raíz de verla más de una vez, entendí que también hay más motivaciones que sólo mostrar situaciones chuscas.  SR es una comedia deliciosa donde episodio tras episodio, los enredos amorosos, las parodias, pero sobre todo, Kenji Harima que hace un esfuerzo sobrehumano para llamar la atención de la niña más despistada, menos agraciada y más corriente que común capaz de acabar con su salario en un santiamén, de olvidar el manga que le había dedicado (porque Harima, al descubrir que Tenma está enamorado de otro, comienza a escribir un manga que se vuelve en parte indispensable de la serie) o simplemente de envenenarlo porque es sencillamente la peor cocinera de oriente.  Sí, Harima está tan salado, que ni un brujo de Catemaco podría curarle su mala suerte.

Después de una noche larga estudiando ingeniería, toda cabeza está a punto de explotar.

SR es la obra prima de Jin Kobayashi, un novel mangaka que ganó un concurso gracias a esta obra, la cual lo catapultó a una fama insospechada incluso fuera de Japón.  A decir de varias fuentes, los personajes (incluso el mismo Harima) están inspirados directamente en las desventuras del autor.  Sea así o porque se trate de una obra inédita, SR ofrece una gran cantidad de situaciones hilarantes, que van desde la parodia de películas (como Matrix, los Siete Samuráis, el Señor de los Anillos, y varias obras de Akira Kurosawa) o incluso en sus momentos finales, con los ovas 25 y 26 de la inexplicadamente inconclusa tercera temporada (san gakki), nos lleva a rodar lágrimas por sus dos protagonistas. 

Señoras y señores, con ustedes el Super Sayajin fase Harima.

Cierto, ante tantas series que hablan sobre los días de escuela (el famoso “slice of life”), ¿qué puede hablarse de las locuras de Tenma, Harima y compañía?  Si esto fuera una obra de teatro, la obra en cuestión ofrece un entramado de personajes muy rico.  El club de amigas de Tenma (versión femenina del club de Toby) está integrado por cuatro chicas muy peculiares: la misteriosa y cuentachiles Akira Takano (debería de apellidarse Takaño),   quien en sus ratos de ocio trabaja de… agente secreto al más puro estilo matrix;  Mikoto Suou, experta en partir madres artes marciales y quien gusta descargar su furia con su amigo de la infancia Haruki Hanai, quien es “the great pretender” de nuestra siguiente en la lista, sí señores; Yakumo Tsukamoto (interpretada por la inconfundible Mamiko Noto)la hermana menor (aunque parece todo lo contrario) de Tenma, quién es lo que muchos desgraciados bastardos esperarían de una mujer: ultra atenta, excelente cocinera, sacrificada, y guapísima, pero ¡oh sorpresa!, tiene la rara cualidad (o maldición, depende del punto de vista) de poder leer la mente de la gente que se siente atraída hacia ella, lo que obviamente desenmascara a quién quiera pasarse de listo con ella. 

Mikoto Suou, Akira Takano y la siempre vehemente Eri Sawachika.

Claro que al tener varios pretendientes suele sentirse incómoda y rechaza a uno tras otros sin consideración, hasta que se topa con Harima (a quién obviamente no puede leerle la mente) y por último, la niña más fresa y nice de la escuela, Eri Sawachika (Yui Horie haciendo un papel qué sencillamente está de no creerse, ah, pronúnciese “saachka”), la princesa e inalcanzable (para el vulgo, a.k.a. sus compañeros de clase) mujer, hija de una familia adinerada que sin embargo no le da mucha atención al grado de que sabe más de su vida privada el mayordomo que sus papás (y cómo espectáculo aparte, vean las estrategias que hace éste cuando se les ocurre jugar a la guerra en el colegio, en una clara parodia de la célebre película bélica “Battle Royale”).

Kenji Harima, por amor de dios, no desperdicies tus oportunidades.

Con estos elementos en juego, y con un círculo de compañeros de clase con estereotipos comunes y corrientes, suceden de verdad disparatadas aventuras: el gordito chaquetero dueño de una tienda de renta de películas porno y presidente del club de los pervertidos (Ganji Nishimoto); el chico tímido amigo de todos los niños de la clase que no quiere que sus amigos caigan en tentación (Kentarou Nara), el patético pseudo-galán estilo Mauricio Garcés que cree traer locas a todas (Kyousuke Imadori)… en fin, hay varios más pero como dice Eri al referirse de manera muy feminista sobre sus compañeros de clase: ¡¿por qué todos los hombres de mi clase son unos retrasados mentales?! Eso por el lado de los hombres, y de las niñas de la misma escuela de Tenma y Harima destacan Karen Ichijou, la clásica chica tímida y súper dedicada en los estudios cuyo “sex appeal” es inversamente proporcional a su fuerza física, y la mujer gorila (en palabras de Imadouri), ruda y salvajemente grupera, perdón, estudiante de intercambio venida de México (¡a huevo!) Lala González (cuyo nombre viene en honor de la legendaria luchadora mexicana Lola González) y quién tiene en Ichijou tanto a su némesis como a la única amiga a quién más confianza le tiene.  Por cierto, aunque no lo parezca por lo brava, tiene su corazoncito.

100% exportación mexicana, Lala González, salvajemente grupera.

Claro, School Rumble, para los que quieren las historias perfectamente bien digeridas y estructuradas, sin duda les resultara difícil de comprender, básicamente por la mala costumbre de querer que la trama se adapte a nuestros caprichos, cuando, con base en lo que dice el ilustre Koneko Sensei, el anime lleva en sí un mensaje que ya no puede modificarse, y al que nosotros sólo nos corresponde abrir.  Y ahí SR tiene un final que simplemente es desconcertante.  Ampliamente recomiendo, leer el manga, no tanto para hacer la odiosa comparación entre la versión animada con su contraparte en tinta y papel, sino porque es muy complementaria, y más antes de ver los ovas de san gakki.  Aclaro que la adaptación animada de la obra de Jin Kobayashi es prácticamente literal, siendo de esos pocos animes (al menos de los que yo he visto) que tienen una adaptación muy fiel.

No es beso, simplemente una ilusión óptica.

Finalmente y a pesar de no ser una obra muy reciente, la frescura de SR la puedo resumir en una fórmula matemática: ¡(Tenma + Harima (Eri vs Yakumo))/(mala suerte + malas interpretaciones+cupido despistado)*(alumnos Yagami High School) = risas garantizadas n_n!

Queda de tarea para el lector su propia apreciación, animándolo a que ponga su mente en blanco, o si lo prefiere, que se ponga en sus dorados años de bachillerato y recuerde aquel amor que nunca se cristalizo, sea por miedo, mala suerte o porque se le olvido poner de cabeza a san Antonio.

Por último, si me preguntan, ¿cuál es mi capítulo favorito? El sexto de la segunda temporada.  No puede haber cosa más graciosa como esa paranoica versión de “la bella durmiente”, con Eri como príncipe valiente, Yakumo la malvada bruja y… Harima como “sleeping beauty”.

Como es mi costumbre terminar con un video alusivo, les dejo a Yui Horie y Unscandal, interpretando "Scramble", opening de la primera temporada.


Dedicado para D.T. n_n !!!   Ñiaua!!


jueves, 15 de julio de 2010

Saint Seiya: la marca de una generación


Título original: 聖闘士星矢
Le querían poner: San Seiya
En España y Latinoamérica fueron capaces de ponerle: Los caballeros del zodíaco
En EU le pusieron: Ladies (K)nights of the Zodiac
En Italia le querían poner: Le cava-ñiero del’lo zobaco
Le terminaron poniendo: Saint Seiya

Advertencia.  Este más que un review, es un nota apreciatoria sobre esta sensacional serie que marcó a una generación, para que las generaciones que se creen muy “uyuyuy” por sólo ver los shounen de moda, volteen también hacia atrás para comprender a quienes dejaron un legado en el mundo de la animación japonesa.

 Los santos de bronce: Seiya (TOC), Ikki(TAS), Shiryu(Border), Hyoga(Complejo de Edipo) y Shun(TD). *

Por ahí del ’93, en una lejana mañana de la entrañable barra infantil de Canal 13, donde aparecía el primo hermano del caribeño dinosaurio Marley de juguetes radioactivos, mejor conocido como Carisaurio (¿se acuerdan de ese buey, que por cierto, era bastante pero bastante teto?), se me ocurre poner atención a una formidable pelea entre un maltrecho güero con armadura blanca y su aparente superior contrincante vestido con una armadura dorada con puntas  en los hombros y que simulaba el exoesqueleto de un escorpión.  En el fragor de la pelea los contrincantes hacen referencia a las constelaciones que representan sus armaduras (cygnus y skorpio) y que a partir de concentrar sus puntos vitales  (la ubicación de las estrellas de sus respectivas constelaciones) en la energía interna vital, llamada “cosmos” (el ki o chakra según las culturas orientales), desarrollan sus técnicas o trucos (polvo de diamante para el cisne y aguja escarlata del escorpión) y al final, en la última estocada, cuando el cisne después de recibir la última punzada (llamada Antares, en honor a la principal estrella de la constelación de skorpio) el caballero dorado se da cuenta que perdió al haber congelado el cisnes los puntos vitales que representan a las 13 estrellas de su constelación.  




 El cisne vs el escorpión, ¿recuerdan esa épica batalla?

Sin duda todos los fans de Saint Seiya tenemos esa imagen muy presente, así como la parte en la cual se desarrolla  esta pelea (saga del Santuario).  Cómo existen cantidad de páginas que narran a detalle toda la cronología de Saint Seiya y que detallan hasta el color de calzones de Masami Kurumada, me dedicaré mejor a compartir qué significó esa serie en su momento para un servidor y para muchos otros fans. 

Podría decir que por ahí entre los años 88 y 92 no hubo una serie de animación que me llamara la atención.  Son épocas en que se vivía de la retransmisión de clásicos títulos (Candy por ejemplo) o si acaso y debido al horario en que se transmitían (barra matinal entre semana), no pude disfrutar de Samed el duende mágico, Lalabel, Sandybel, los gatos samurái o Honey Honey.   La aparición de los caballeros del zodíaco vino a refrescar el abanico de lo que se podía ver en la limitada cartelera de la tele abierta (cosa que sigue igual desgraciadamente) con una serie que aunque ligeramente vieja (primero capítulos transmitidos en 1986 en la televisión nipona) era capaz de generar expectativas semana tras semana, en una época donde el internet era más conocido como herramienta de ciencia ficción y el celular un ladrillo de lujo para ejecutivos o políticos de alto pedorraje nivel.

 ¿Quieren un tatuaje así de fregón? Vayan con el dibujante al que más confianza le tengan. ¿Eres niña y vives en el Bajío? Piénsalo dos veces, no te vaya a caer la Gestapo estatal encima.

La magia de Saint Seiya radica en su sencilla premisa: la eterna lucha del bien (el bando de Athena) contra el mal encarnado por… por… por… aaah, sí, inicialmente el supuesto Patriarca (Pope) mejor conocido como Saga de Géminis (capítulos 1 al 73), luego el desafío de los dioses guerreros de Hilda (capítulos 74 al 99) y la saga de Poseidón (100 al 114).  Para quienes habían leído el manga, la espera de poder ver materializada en anime la emocionante última parte (saga de Hades) tuvo sus momentos gloriosos como agridulces con los episodios 115 al 145.  Pues bien, esta aparente sencilla estructura de Athena y sus caballeros (llamados santos de acuerdo a su autor, y apelando al sentido original de la palabra griega “iagios” es decir, virtuoso, pero no de conducta resignada sino de inquebrantable luchador) contra fuerzas aparentemente superiores pero  que nunca se dan por vencidos (arquetipo clásico de muchos mangas shounen) funciona principalmente gracias a los cambios de ritmo durante las peleas (con una marcial pero atinada música de fondo), numerosos flashbacks que describen momentos de la infancia de los protagonistas que marcaron su decisión de convertirse en santos (caso concreto, Aioria de Leo y Hyoga el cisne) y al incesante uso de las referencias mitológicas, particularmente de la cultura griega y nórdica, así como la extracción de notas filosóficas del budismo; tal es el caso de Shaka de Virgo, sin duda, el santo más poderoso y cuyas reflexiones sobre la vida y la muerte  del ser humano  lo ponen en un nivel espiritual por encima de los once restantes santos dorados.



 Los dioses guerreros de Asgard. Sin duda le dieron un gran plus a la serie, a pesar de no haber aparecido en el manga.

Así que teniendo una innumerable fuente como inspiración, cualquiera pensaría que Masami Kurumada vilmente vertió todo esto en una licuadora y ¡zas!, se tiene Saint Seiya para tragarse llanamente.  La realidad es que para garantizar el poder disfrutar de esta extensa serie se necesita hacer uso de la curiosidad y de espíritu de investigador para, no tanto entender, sino ubicar esa escenografía presentada en la cantidad de mitologías presentes.  Gracias a ello, SS me pico la curiosidad por leer la Ilíada y un libro de historias de la Grecia Antigua, así como buscar información en la enciclopedia sobre los mitos vikingos y la tradición de la filosofía budista.  Por ello atesoro esta serie, pese a los numerosos defectos que tanto fans como “críticos” le tildan: que si la misma fórmula (Seiya y sus caballeros rescatando a la inútil de princesa Athena), que si el número excesivo de personajes, que si las exageradas resurrecciones, que si Seiya esto, que si a Shun se le voltea el calcetín..    Miren, no hay animes perfectos, no hay historias que sean “monedita de oro”, pero esas mismas imperfecciones son las que le dan sabor a la historia.  Sí, por momentos dan ganas de darle de zapes a el buey de Seiya (el santo con TOC, consulte a su psiquiatra más cercano para saber que es TOC), Shun (el santo de cabecera de la marcha del orgullo gay de Andrómeda), Hyoga (el santo del complejo de Edipo no superado de la constelación del cisne) y Shiryuu (el caballero sadomasoquista y cabrón dragón), pero afortunadamente ahí aparece un personaje que le da un interesante contrapeso (Ikki el fénix, el santo de bronce más mamado poderoso) a lo sumisos y bobos que pueden resultar aquellos cuatro.   

 Los santos dorados, principales protagonistas en la saga de Hades.

¿Por qué invitaría a alguien que no ha visto Saint Seiya a verla? Tal vez sea difícil convencer a las nuevas generaciones (de la Z en adelante) a que SS se convierta en su favorita.  No se trata de eso.  Si hacemos uso de un espíritu curioso (por no decirle, ñoño), esta obra de Masami Kurumada nos deleita más si ejercitamos nuestra capacidad de erudición y damos una leída, a la par de estar viendo la serie, por conocer más de los detalles mitológicos que están involucrados en esta serie.  De entrada, las numerosas referencias con las historias de la Grecia antigua y su relación con las constelaciones.  Y por supuesto, la mitología griega no es la única coprotagonista.  Recomendaría leer (espero no estar pidiendo mucho) ciertas nociones de mitología nórdica, en particular “el anillo del nibelungo”, así como de la cosmovisión del budismo (en mi opinión, una “religión” muy sincera).  La aparición de numerosos combatientes, con diferentes motivaciones para pelear, algunas que van de la nobleza a la más terrible sed de venganza es finalmente una característica que enriquece la serie, si bien para algunos exagerada por el número.  Y como elemento latinoamericano importante, este doblaje marco época, pues contó con la participación de varios de los mejores actores del medio: Jesús Barreiro (Pegaso), Marcos Patiño (Fénix), Yamil Atala(Leo), María Fernanda Morales (Athena), René García (Cisne) por citar algunos.  Es curioso que a veces no averiguamos el nombre de estos artistas, pero si llegan a asistir a un evento, el que sea, y se encuentran con estos actores, por favor, dénles el reconocimiento que merecen.

El tesoro del cielo, el gran poder de Shaka de Virgo, ataque y defensa en uno. ¡Cuántos pobres chicos de la PFP desearían tenerlo! 


Las flores nacen y luego se marchitan.
Las estrellas brillan y luego se extinguen.
A este planeta, a nuestro sol, a nuestra galaxia.
Incluso a todo el universo
tarde o temprano le llegará la hora de morir.

Lo mismo sucede con la vida de las personas.
Aunque comparada con la inmensidad del universo
sólo sea un simple parpadeo.
En ese breve lapso de tiempo, las personas nacen,
experimentan el amor y el odio,
luchan y sufren.
Pueden reír y llorar.
Y finalmente, la muerte los envuelve
con su manto de descanso eterno.

 ¡Viento, lleva este mensaje y entrégaselo a Athena!

Si una serie puede mostrar, en una de sus escenas este impresionante poema, sin duda, tiene un carisma que muchas otras le envidiarían.  Estas palabras de Shaka de virgo definitivamente pueden atravesar muchos corazones.  La poesía no siempre necesita explicaciones, tan sólo un corazón sin prejuicios para atraparla.  Así que, hagan a un lado cualquier pensamiento oscuro que les hayan inculcado sobre SS.  Véanla sin esperar nada, pongan sus mentes en blanco y déjense llevar por una trama con drama creciente 

Dohko de libra y sus cien dragones.

Al final, la recompensa será qué más allá de la imposición de los dioses, los humanos, tanto son capaces de las más atroces actos de bestialidad como de las más sublimes cruzadas y de los más valiosos sacrificios si se trata de que ganen la justicia y la paz.  Ésta, es la más grande cualidad humana.

*Según el libro de cabecera de los psiquiatras, el  DSMD (diagnostic and statical mental disorder), se tiene que: 
TOC = Trastorno obsesivo compulsivo, según el diccionario de enfermedades psiquiátricas .
TAS = Transtorno antisocial.
Border = Transtorno límite de la personalidad.
TD = Transtorno dependiente.

viernes, 2 de julio de 2010

Shakugan no Shana

Título original: 灼眼のシャナ
Le querían poner: Shana Shana colita de rana
Terminaron poniéndole: Shana la de ojos de fuego
En Galicia le hubieran puesto: Chana la de cabellos y ojos rojos de fuego y ¡olé!

Ahora cambiemos de género respecto a los anteriores animes review. La serie en cuestión cuenta con dos temporadas, ambas animadas por J.C. Staff y basadas en las novelas ligeras de Yashichiro Takahashi e ilustradas por Noizi Ito, obviamente llevadas después al formato manga. La premisa de esta historia es algo compleja, con arquetipos clásicos de las historias de fantasías. Dos bandos perfectamente bien diferenciados, los Guze no Tomogara (habitante carmesí, entiéndase, los malos) son una especie de comedores de almas o como le llaman en la serie, devoradores del “poder de existencia” de los seres humanos (pobres humanos, tan lejos de Dios y tan cerca del mal) mientras que del otro bando, están las Flame Haze (neblinas llameantes), quienes hacen contrapeso al combatir a los Tomogara y colocar antorchas (esto es, residuos de alma) en los lugares donde los humanos fueron devorados, con el fin de mantener el equilibrio (es decir, minimizar las entropías generadas por la glotonería de los Tomogara) para que al mundo no se lo cargue el payaso. Sencillo, ¿verdad? Ah, por cierto, los Flame Haze no son precisamente unas hermanas de la caridad, pues si necesitan echar mano de un humano medio muerto para compensar el equilibrio, les vale un comino que sea hombre, mujer, niño, anciano o quimera.


Shana, la cazadora de ojos y cabellos de fuego

En medio de este conflicto, se sitúa el protagonista, Yuuji Sakai, un chico común, con sus broncas normales, de buen corazón, sencillito, medio acomplejado por momentos pero muy noble. Sin querer queriendo un día se mete en el camino de un Rinne (objetos sirvientes de los Guze no Tomogara) tipo Garbage Pailkid (los rinne suelen tener aspectos sacados de la isla de los muñecos xochimilcas) y justo cuando iba a ser devorado ¡zaz!, de la nada, aparece una chavita de cabellos y ojos rojos (la doble de Ranma mujer… ja, mentira) para salvarlo… (o podría haber sido la chapulina colorada…). El asombro de Yuuji es doble cuando la chica le confiesa una gran verdad: ya no existes (te cargo el payaso, o mejor dicho, el Garbage Pailkid). Ups, santos dramas y conflictos sin entender, pues el Yuuji de plano no acepta que ya tan sólo es una antorcha y que de un momento a otro, se le va a apagar el fuego de su amor de lo que queda de su existencia y pues, se tiene que resignar a su inexorable final (cuando una antorcha se apaga, se desvanece cualquier prueba de que esa persona existió).

Yuuji y Shana, otra pareja cómico-dramática tipo Ranma-Akane o Inuyasha-Kagome

Ante esta terrible declaración, cualquiera podría darse un tiro, pero el buen Yuuji es un tipo optimista y decide seguir a Shana en su cacería de Guze no Tomogaras, mientras que Shana decide no quitarle la mirada seductora de encima pues Yuuji es un mistes, una especie de cajita musical que guarda objetos creados por los tomogara. ¡Y vaya que lo que trae dentro el chavo no es cualquier objeto! Please, no piensen mal, ¡no sean cochambrosos! Así, Shana se convierte en una más de las chicas de su clase, y sin querer queriendo, más niños de la clase de Yuuji se verán envueltos en esta guerra no clásica del bien contra el mal.

El género de fantasía siempre ha cautivado al ser humano, es más, a partir de los estudios de Freud y principalmente de Jung (ambos eran entusiastas estudiosos de las mitologías y cosmologías de las culturas del mundo), se considera que incluso son una forma necesaria para descargar energías reprimidas. Por eso no me extraña que el género de fantasía sea tan recurrente, tanto en el anime como en el cine. Ahora bien, habiendo muchos clichés (los malos que quieren dominar al mundo sin importar los medios, los héroes buenos incólumes al dolor y todo sacrificio, la doncella cautiva por el dragón y obvio el infaltable príncipe azul) en este tipo de historias, ¿qué puede tener un anime de este tipo para que sea atractivo? Y he aquí el secreto de esta sencilla serie, que sin ser muy famosa y aparentemente “pan con lo mismo”, recurre tanto a las fórmulas ya probadas pero principalmente, proporciona algunos elementos frescos que la hacen muy atractiva (principalmente la primera temporada): personajes muy bien definidos, que pese a sus poderes, tienen debilidades y miedos, unos villanos de apariencia noble y atractiva pero dispuestos a usar cualquier medio sin compasión para alcanzar sus fines, y en medio de esto, unos chicos de preparatoria que al quedar en medio del conflicto de las fuerzas beligerantes, deberían descubrir si son sinceros con sus propios sentimientos, sin importar que estos puedan ser correspondidos con la misma intensidad (esto, vaya que provocará que más de uno se quiera cortar las venas). Obviamente, el romance va a estar de la mano con las batallas más candentes a lo largo de la serie.

El género de fantasía, sea en la literatura, el anime o el cine, seguirá cautivando por mucho tiempo.

Echando un vistazo a los personajes, sin duda el dúo Shana-Yuuji es de esas parejas cómicas estilo Akane-Ranma, Kagome-Inuyasha, en donde aunque al principio sea la necesidad lo que los hace estar juntos (Ranma mantenido por la familia Tendou mientras que Kagome e Inuyasha unidos en búsqueda del Shikon no Tama), irremediablemente se descubren uno en el otro para formar un equipo invencible ante casi cualquier adversidad. Aún así, hay también otros personajes que entran en este juego de relación de “te quiero pero no te quiero” como la inocente y dulce Kazumi Yoshida y el mejor amigo de Yuuji, Hayato Ike. Las otras neblinas llameantes de importancia son la sexy y vengativa Marjorie Doe (interpretada por mi seiyuu favorita, Hitomi Nabatame), una descocada rubia que busca al Tomogara Plateado para partirle su mandarina. Su objeto mágico (las neblinas llameantes llevan un objeto mágico, que es en realidad un caballero carmesí, entidad que le proporciona poderes especiales) es un libro todo loco llamado Marcos, al que le encanta echarle carrilla a la Marjorie, sobre todo, cuando se le pasan los tragos. La otra neblina de importancia es Wilhelmina Carmel, antigua instructora y tutora de Shana, quién a pesar de tener traje de mucama, no sabe cocinar ni un carajo y toda la comida que hace es de microondas. Bueno, a pesar de esa apariencia, es de las neblinas llameantes más poderosas.

Y falta hablar de los villanos, quienes al igual que las neblinas llameantes, tienen sus títulos nobiliarios medio chaqueteros que a veces dan un poco más de risa en lugar de imponer respeto. Si bien algunos van siendo eliminados en el camino, los que conforman la trinidad de Bal-Masqué marcaran la pauta. Este trío lo conforman la tres ojos tuerta Bel-Peol, al parecer la mera-mera petatera, Sidonay Metamorfosis, quién se convierte en una mezcla bizarra de glifo y otros mounstruos y la inocente ¡sic! súper poderosa Hecate, quien en su versión chibi tiene sus mejores encontronazos con Shana (vean los spin-offs, llamados Shakugan no Shanatan).

Bien, pues si eres fan de las historias rosas con un poco de oscuridad y buena dosis de acción, sin duda es el ánimo adecuado para ti. En octubre de este año (al parecer) ya se tiene confirmada la tercera y al parecer, última temporada, en dónde esperemos se resuelvan varios de los hilos que dejaron pendientes en la segunda. Vale decir también, que a pesar de que la primera temporada es más vertiginosa que su secuela, en esta última se cuenta con unas batallas más espectaculares y más misterios (cómo, quién diablos es el Plateado y quién es el constructor del hougu (objeto mágico creado por los Tomogara) de Yuuji Sakai. En fin, tratando de anticipar sobre la tercera temporada, y de acuerdo con los contenidos de las novelas ligeras, de las que se han editado 18 tomos, se espera la participación de otros personajes relacionados con Wilhelmina y sus antiguos compañeros de aventuras amorosas de viaje Pheles y Johann, además del ansiado final del conflicto entre Shana y Kazumi Yoshida, el cual puede ser algo trágico, así como la evolución de Yuuji y la decisión que tendrá que tomar pues Bal-Masqué está más que decidido a extraerle su cajita feliz, digo, su hougu a Yuuji; si Marjorie Doe tendrá su venganza… Bien, todas estas dudas y más, tendrán próximamente su conclusión. Por lo pronto, les deseo éxito y que se diviertan un rato con esta recomendable serie.

Shana y Marjorie Daw
Y bueno, cómo se ha hecho costumbre en este blog, les dejo un PV.  La canción es "Sociometry", ending de la parte dos de la segunda temporada, interpretada por Kotoko. 

sábado, 26 de junio de 2010

Angel Beats!

Título original: Angel Beats!
Le querían poner: Angel Beast!
Luis Buñuel le hubiera puesto: El ángel exterminador… de Dios!
En Galicia son capaces de ponerle: ¡Parchís y la guerra de los niños en el más allá!
En México los que titulan las mocotelenovelas le pudieron haber puesto: Los latidos de mi ángel.
Terminaron poniéndole: Angel Beats!

Advertencia: integrantes de Regnum Christie, Opus Gay Dei, cabazorros caballeros de Malta, Ejército de Dios, Testigos de He-Man Jehová y demás organizaciones ultraconservadoras, si no cambian de página en los siguientes 30 segundos con 12.8 milésimas podrían ser embestidos por un rayo vengador por dudar de la existencia de quien no debe ser nombrado… Lord Voldemort.

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Otonashi, Yuri y Kanade, nuestros tres protagonistas.

Sucede que, en un mundo más allá de lo invidente evidente, ubicado entre el cielo y la tierra, que según la geografía judeo-cristiana se llama purgatorio, las almas ahí atrapadas tienen que purgar sus penas en… la escuela. ¡¿Cómo?! Aparte de muerto, uno no podría estar más jodido. Pues sí, la triste realidad de los que ahí llegan, es chutarse todos los cursos odiosos del bachillerato: física, química, inglés, histeria historia universal…, como si morir no hubiera sido suficiente castigo. Claro, llama la atención que sólo llegan a ese universo paralelo adolescentes.

Los planteamientos filosóficos y metafísicos entorno al más allá son parte inherentes de nuestra naturaleza humana. A pesar de vivir con ella, el ser humano no termina por comprender la necesidad de la muerte para que la vida exista. Es gracias a la muerte que la evolución fue posible. Es un mecanismo que ha dado origen a todas las especies que han habitado la superficie terrestre en sus más de 4000 millones de años. No se trata de entenderla, ni de evitarla, si no de llevar la contraria. Al menos ese es el planteamiento inicial de Angel Beats!. Más allá de la broma infame que representa pasar el purgatorio tomando lecciones de bachillerato, rebelarse contra el status quo, personificado en la figura de Tenshi-Kanade. Así, la preconcepción de un mundo idílico donde Dios omnipotente, omnisapiente y todo bondadoso ante un mundo (o una vida) llena de injusticias inexplicables pero sobre todo de maldad que salpica aún a los más buenos de forma injusta, se convierte en la única alternativa de sobrevivencia para la gente que no acepta no sólo lo irreversible de la muerte, sino la injusticia que trae consigo la creencia en tal ente metafísico. Esa es la consigna de Yuri, a quién no sé por qué coños en tantos foros la comparan con Haruhi Suzumiya, si su único parecido es como el que hay entre Mafalda y Periquita. “Si existe un Dios, mi única intención es acabar con él”. El máximo slogan nitzscheniano encarnizado en esta singular y atrevida rebelde. Así, se trata de derrotar a quien permite que la vida se vuelva una tragedia insufrible. Sin embargo, Angel Beats no es en sí una serie antirreligiosa, es más bien, una caída en un estadío donde el miedo a la libertad es el protagonista. Y cómo antídoto, al más puro estilo Saramago, se tiene la ternura, el amor, la comprensión, el perdón y finalmente, la paz. Lo cual suena, contradictorio con uno de los espíritus de esta serie, si se toma en cuenta el carácter “cristiano” de esa alma que busca no el bien propio sino el de los demás a costa incluso del martirio, interpretado en la figura de Otonashi, el personaje motor.

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Hey, no intentes volarte una clase o sufrirás la ira... de su amor.


Jun Maeda y su equipo de Key/Visual Art’s nos llevan una vez más a límites melodramáticos. Es imposible no quedar clavados con la expectativa generada episodio tras episodio. Como en todas sus obras, la clave es el argumento. Más allá de la tecnológicamente impecable dirección y manejo de los ángulos de animación y colores, la propuesta, que no ha pasado por ser una novela visual como lo fueron Kanon, Air y Clannad sino que prácticamente fue llevada del libreto directo al anime, y tomando revitalizadas herramientas que reconocerán inmediatamente los key-maníacos, nos envuelve, nos emociona, nos trae risas con su característico humor (marca Acme en ocasiones), nos hace llorar, y finalmente, el clímax, que no es (para decepción de los comensales del fándom shounen de grandes batallas y mucha acción) una épica pelea, sino la completa aceptación con paz, con tranquilidad, con amor, del fin de la existencia. ¿Cómo? Me explico. Sólo a través de aceptar con serenidad el pasado, vivir el presente y llegar a un futuro en donde ya no hay camino que recorrer, se puede alcanzar ese estado de iluminación (perfectamente ilustrado en las enseñanzas de Buda) y ante la misma muerte dar ese paso que todos en algún momento daremos, pero al que se puede acceder o con un eterno resentimiento o con la tranquilidad de irse sin ya deber nada.

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Ups, creo que me equivoqué de botón.


De nuevo, y para todos aquellos que están acostumbrados a las cosas digeridas, fáciles, a las historias mecánicamente perfectas pero intrascendentes, se verán incómodos y decepcionados porque la previsibilidad, las reiteradas bromas, o los clichés de otras obras de key vuelven a aparecer nuevamente. Debemos de decir, que si bien, los animes basados en la famosa compañía de software suelen tener inconsistencias y defectos, no significa que sean malas. Esto de hecho es lo que las hace grandes, mostrar su lado humano, sincero, sin poses ni atavismos o convencionalismos. Es gracias a estas pequeñas inconsistencias a las que les debemos ese campo magnético que atrae a espectadores que buscamos algo que vaya más allá de los tradicionales shounen y aventuras maniqueas. No se necesita tener la súper batalla galáctica ni el súper torneo de artes marciales para ofrecer una serie que entregue a sus espectadores la emoción de la última pelea ni el drama del héroe que se vuelve a levantar una y otra vez. Una idea sencilla pero que involucra aunque sea de forma metafórica sin necesidad de explícitas imágenes los sentimientos humanos más terribles como la venganza, la crueldad, el odio, la mentira, y la soberbia es el gran logro de esta tan ansiada producción, y más si ahora no viene del sello que Kyoto Animation imprimió en las obras previas de Key. He ahí su gran virtud, aún a pesar de algunos cabos sueltos y de otras inconsistencias.

Para finalizar. Qué cosa es peor, ¿qué no haya Dios o que alguien juegue a ser Dios? Recuerden el cuento “La duda”. Sucede que se crea la máxima computadora de todos los tiempos. Es un evento que se transmite a todos los rincones del planeta, superior en expectativa a la llegada del hombre a la luna. Esta maravilla tecnológica no tiene ningún antecedente en la historia de la humanidad. Así que una vez que es puesta en marcha, el primer reportero le pregunta: ¿existe Dios? En ese instante, la computadora se conecta a todos los sistemas militares del planeta, los sincroniza y bloquea el acceso para todos los humanos. Se conecta a todas las redes de datos y accede a la información de todo ser humano. Se escucha una sonora carcajada, y ante el estupor de la humanidad presente, la súper computadora responde: ¡ahora sí!


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Al final, asumir con paz nuestro propio final, le da sabor y sentido a todo.


Como colofón, les dejo la canción del episodio final, "tú eres mi más grande tesoro"

viernes, 18 de junio de 2010

Elfen Lied: un moderno prometeo

Título original: エルフェンリート
Le querían poner: yo y los elfos
Terminaron poniéndole: Elfen Lied
En Galicia le hubieran puesto: Rojo que te quiero rojo


Advertencia: si eres miembro de la Asociación de padres de otakus de familia, del yunque, provida, Norberto Rivera & Associated y “a favor de lo peor mejor”, mejor cámbiate de página si no te vas a quedar traumado de por vida y con desdoblamiento de personalidad.


Lucy, la más hermosa arma de destrucción masiva

¿A quién le gusta la morcilla y todo aquello que tenga que ver con la moronga? Si eres de los que han visto “la reina Margot” y la matanza de san Bartolomé te hace los mandados, ¡irashai! Bienvenido a un mundo donde se mezcla lo sanguinario con la ternura, aderezada de misterio y de una una música hipnotizante al más puro estilo de Era.

Veamos, empecemos con sangre por aquí, sangre por allá, sangre por delante y sangre por detrás. Jajajajajajaja. Bueno, ya, a lo que urge chencha. Resulta que de un laboratorio secreto ubicado en una islita estilo Alcatraz, se fuga el asesino con forma humana (sic!) más peligroso del mundo, capaz de acabar en segundos con tres batallones de guerra sin nada más que sus propias manos (muy, muy literalmente). Cualquier cosa que se le atraviese, desde una dulce secretaría hasta la más inocente mosca muerta sentirá el calor de su furia y el cariño la ira de su amor. A decir verdad, Uzzy el osito terrorista de radioactivo se le queda corto a… Lucy, una chica toda inocencia y sensualidad que en realidad es una diclonius (no confundir esta especie con alguna del pri-rásico mexicano, aunque también éstos son igual de asesinos) cuya marca en realidad es contar con unas manos invisibles llamadas vectores, las cuales no se ven y tienen un largo considerable, además de vibrar a altas velocidades, convirtiéndose una especie de cuchillo jinsou (o de carnicero) que hasta Jack el destripador desearía tener. Así, mientras Lucy va huyendo de su prisión, matando a mansalva y sin piedad Córdoba a todo lo que se le ponga enfrente, del otro lado de la isla, en la pequeña ciudad, un chico todo inocente, tierno y noble (cuántos animes no tienen personajes masculinos con ese estereotipo) va llegando a su nuevo domicilio que resulta ser un viejo hostal, con muchas habitaciones para hacer ahí su haren soñado, de las cuales la condición para habitarlo es que lo mantenga limpio. Entonces, ¿qué tienen que ver Lucy con este inocente chico, llamado Kouta?

Cualquier semejanza entre la guerra contra el narcotráfico y las hazañas de Lucy son mera coincidencia


En general, la animación japonesa se caracteriza por ofrecer historias que en cualquier otro lugar del mundo serían un tabú o de menos, una falta de respeto a la pseudo moral y buenas costumbres. He comentado que las instancias gubernamentales que regulan la programación creen inocentemente que cualquier dibujo animado es exclusivo para una audiencia infantil, lo cual les lleva a darse un chasco terrible cuando de animes se trata. Ni de broma recomendaría esta seria para que sea vista por un@ morr@.  Sin embargo, la tentación sin duda se haría grande, y para no hacer mucho spoiler, me limitaré a dar una pequeña entrada de esta excelente serie.

La premisa principal, no es algo novedoso: el rechazo al otro por “diferente”, y por diferente se concluye que eres un “peligro”, en pocas palabras, intolerancia. Y la intolerancia, es germen de violencia finalmente, y cuando esta estalla, el único caudal en que puede hallar quietud es el amor... o la muerte.

La única quietud para un alma atormentada... el amor

Podríamos decir que es una versión moderna de Frankenstein pero en mujer, pero hay muchos detalles que hacen de Elfen Lied algo inolvidable: personajes tiernos pero atormentados como muchos humanos, el uso de la aparenta arma secreta para salvar a la humanidad que irónicamente resulta ser peor que la amenaza, la aplicación de la ciencia para fines egoístas… Vaya, con esos tres ingredientes, mezclados con una música sutil, un poco de humor y una excelente animación nos dan como resultado 13 capítulos (lástima que sea una serie corta) tensos pero a la vez emocionantes y el final, de verdad que el final hace justicia y deja la historia abierta para que el espectador haga sus propias conjeturas. Como dato curioso, el manga iba a la mitad cuando la serie fue transmitida en su totalidad, por tanto la adaptación si bien no es fiel al 100% sí logra transmitir una historia coherente y bien trabajada sin dejar hilos pendientes.

Bien, pues por el momento les animo a que vean esta singular obra, tomando en cuenta que como cualquier historia de terror (y no del terror que genera la política mexicana o el de las consecuencias de los productos milagro) se tiene que ver bajo su propio riesgo.

Elfen Lied, un prometeo del siglo XXI