Checo kun's real

Bienvenidos a reseñas de anime, estilo cinemanía, con un poco de humor y minimizando el spoiler, con el fin de picarle la colita curiosidad al lector que se pregunta ¿me animo a ver esta serie?

sábado, 8 de mayo de 2010

Air

Título original: エアー
Le querían poner: Ai(g)re
En Galicia son capaces de ponerle: 78%O2, 20%N2, y 2% otros gases
Terminaron poniéndole: Air

Invitación: pseudootakus y niños generación Z (x_x) que piensan que todo el anime sólo es Na(b)ruto, One Piece, Fullmetal Alchemist y Dragon Ball, abran sus mentes a historias alternativas en donde los sueños se convierten en el combustible de la existencia.

Sobreviviendo con un boleto del metro y una torta de jamón, Yukito Kunisake vive buscando a la "chica alada del cielo"


Bien amigos, con esta reseña completamos el trío de obras de Key/Visual Art’s o lo que el buen amigo Koneko Sensei ha llamado “realismo mágico dentro del anime”, es decir, historias donde se conjugan tanto la fantasía como vivencias dramáticas propias de la existencia humana, enmarcadas en flujos de tiempo irregulares, donde el futuro, el presente y el pasado se cruzan entre sí, sin seguir una secuencia lineal. Sobre esto, recordarán que tanto Kanon y Clannad (ver mis notas previas) son historias que obligan al espectador a pensar pero sobre todo a utilizar su imaginación para obtener sus propias conclusiones, pues cada obra tiene ante sí diferentes interpretaciones. Ahora bien, hay ciertos elementos comunes en este trío: el amor, el tiempo y la familia, que son abordados en mayor o menor medida, y cómo las acciones del pasado atraviesan el tiempo (hacia atrás o hacia adelante) de manera que se vive un verdadero efecto mariposa (no mariposón) que repercute inexorablemente en cualquier instante de la obra. Si bien en Kanon es el tiempo y cómo éste es congelado para mitigar el sufrimiento de traer a la mente un pasado trágico y doloroso, en Clannad es el amor familiar el eje conductor tanto de la historia de Nagisa y Tomoya que tiene su punto culminantes en el “alter mundi” de la niña del mundo abandonado y el osito teddy de chatarra. Ahora encontramos en Air el ágape, el ideal griego del amor idealizado al máximo, donde no es lo carnal, sino la entrega sin condiciones, o también el amor en su versión paulina (1 Co, 13), que es capaz de atravesar todas las barreras, tanto de tiempo como de espacio.

Cría cuervos y te sacarán los hue..., ejem..., ¡¿los ojos?!


¿Por dónde comenzar? El inicio de Air no ocurre en el episodio 1, sino hasta mediados de la serie, en el Japón feudal. En una aldea existía una niña alada (mas no tarada), cuya presencia era más un mal augurio que una ventura. Por ello se le aisla del mundo, se le pone en una especia de “jaula de cristal”, pues a este tipo de seres, más que odiarlos, se les teme, y por ello, la mejor forma de esclavizarla es manteniéndola alejada de todo contacto con la realidad (nada parecido con lo que hacen ciertos gobiernos al dar pan y circo a sus adormilados ciudadanos para que no luchen contra la opresión). En fin, un buen día, esa niña, junto con su gata sirvienta y su eunuco guardián del harén, decide escaparse para buscar a su madre y corregir el rumbo de su propia existencia. Para no “espoilear” más (perdón por mi neologismo sacado de la manga), sólo diré que esta niña perdida se convertirá en una especie de espíritu errante, atada a una maldición, que sólo puede romperse con _________ (poner aquí lo que a su febril imaginación querido lector se le ocurra).

Mil años después (así lo dice el opening) en nuestro tiempo, Yukito Kunisaki (no confundirlo con el Yukito de CCS) es un pobre vagabundo que se la vive a salto de mata (como cualquier perseguido político o activista social de pura cepa) sobreviviendo de su espectáculo circense (que hasta el mismo señor Vitalis envidiaría) de una marioneta parecida al muñeco bobón (¿remember radioactivo 98.5?) que sólo da marometas sin el hilo. Con este pobre espectáculo, y sabiendo que los niños de hoy no se impresionan con nada los muy cabrones, es lógico que sus bolsillos sólo estén llenos de… aire (como el nombre de la misma serie).


Si alguna vez se preguntaron si el muñeco bobón existe, ¡lo acaban de encontrar!

Así que resignado a vivir de la caridad ajena, tiene la suerte de toparse en su camino en una ciudad a la orilla del mar, con Mizusu Kamio, una excéntrica pero a la vez un poco inmadura (arquetipo clásico de las heroínas de Key) que le ofrece a Yukito de buenas a primera asilo en su casa (¡ay cabrón, yo quiero encontrar a alguien así de buena onda O_o !).

Y entonces sucedió… En el camino de Yukito se cruzarán también Kano Kirishima, una extraña chica que lleva un pañuelo en la muñeca derecha para no cortársela (¡ah jijos!) y dueña del único perro que en vez de ladrar artícula la palabra “piko”; Minagi Tohno, una niña ñoña, presidenta y única miembro del club de astronomía, cuya desdichada vida es directamente proporcional a sus calificaciones; Michiru, la chaparra de las coletas, amiga pegoste de Minagi y quien gusta de golpear a Yukito al más puro estilo de Jack Tatum (¿y ese buey quién es?) o Ronnie Lott sobre un pobre receptor en campo abierto.

Para no hacer más spoiler... ¿dónde está el encanto de esta serie? Nuevamente, el espectador es obligado a ver más allá de lo que las imágenes muestran. No hay interpretaciones definitivas, sino un flujo de impresiones que se mueven entre la tristeza y la nostalgia.


La perla de gran precio está ciertamente allí escondida
Escondida en lo más hondo.
La fe es la que te ayudará a encontrar el tesoro
Y es ella la que permitirá que lo que estaba escondido
Sea por fin revelado.

Swami Paramananda

Y todo comenzó en el Japón feudal... tratando de aprender los trucos para pedir limosna en los semáforos.


Eh, no es que esté alucinando, simplemente recordé este poema que habla de fe. No entiendan fe como la creencia en un ser todopoderoso, omnipotente, omnipresente, omnívoro…, no, así no es. Yukito vive porque tiene la férrea, aunque también parádojicamente débil esperanza de hallar a la chica alada que vive en el cielo, pues esta es la historia que su jefa mamá le platicaba de niño. Es decir, sabe perfectamente que las probabilidades de encontrarla son de un millón contra uno, pero… ¿no acaso nuestros espíritus viven de tener esos sueños imposibles? No les puedo decir si al final Sora Yukito es recompensando o no, pero sí les advierto que en su búsqueda, colabora para que otros hallen sentido en sus propias búsquedas. He ahí una curiosa paradoja: mientras más buscamos, menos hallamos; mientras más nos desesperamos, más lejos nos hallamos de nuestro objetivo, pero de repente, un día, suavemente, mejor, imperceptiblemente, comienza a brillar el sol con una luz tan radiante y tan hermosa que te olvidas que alguna vez viviste con desesperación. Jeje, bueno, mejor dejo de filosofar budistamente y los dejo con la versión en concierto del opening, Tori no uta, 鳥の詩, la canción de un ave.



Y como pilón, éste hermoso amv con uno de los temas de la serie, Aozora

No hay comentarios: