Checo kun's real

Bienvenidos a reseñas de anime, estilo cinemanía, con un poco de humor y minimizando el spoiler, con el fin de picarle la colita curiosidad al lector que se pregunta ¿me animo a ver esta serie?

sábado, 24 de julio de 2010

School Rumble o la cólera en los tiempos del amor


Título original: スクールランブル.
Le querían poner: Desmadre  escolar.
En Galicia le hubieran puesto: Alboroto de instituto.
En México son capaces de ponerle:¡¡ Cachún cachún rara!!
Terminaron poniéndole: School Rumble.

Había una vez, en una lejana escuela de cuyo nombre no quiero acordarme (Yagami High School) un par de enamorados no recíprocos.  Tenma Tsukamoto (pronúnciese, Zkamoto) estaba enamorada de Ooji Karasuma, un chico sin expresión facial, todo X, un autista en pocas palabras.  Karasuma no se da por enterado de que Tenma simplemente está loca de remate por él, a pesar de que ella es cínicamente atrevida, excéntrica y divertida para demostrarle su amor.  Pero todos los esfuerzos de Tenma son en vano, pues éste individuo es todo un cabeza dura qué sólo fija su atención en el curry, como los malos novios que dejan a la novia como el perro (o a la perra) de las dos tortas para irse con sus amigotes a ver el fútbol.

Tenma Tsukamoto, la heroína que puede comer cualquier cosa menos el chile ^_^

Y también había una vez, un delincuente malencarado, gamberro a más no poder, capaz de destrozar a sus oponentes en segundos, todo un rey del barrio llamado Kenji Harima, que está enamoradísimo de… Tenma.  Y Tenma, ni por accidente es capaz de darse cuenta que esté individuo hace de todo para que ella se de cuenta que existe, que le ama con todo su corazón, llegando al extremo de cambiar de apariencia (como Amado Guevara, el señor de los cielos para huir de sus perseguidores) al grado de sólo… dejarse bigote y usar gafas oscuras (perdónenlo, es que es tan, tan, tan buey este tipo que sólo eso se le ocurre).  

Kenji Harima, un delincuente juvenil incapaz de declararse a su más grande amor.

Con este marco inicial, arranca School Rumble, una serie que en lo personal se convirtió en parteaguas para un servidor.  El principal motivo, está en las situaciones cómicas, sin embargo, y a raíz de verla más de una vez, entendí que también hay más motivaciones que sólo mostrar situaciones chuscas.  SR es una comedia deliciosa donde episodio tras episodio, los enredos amorosos, las parodias, pero sobre todo, Kenji Harima que hace un esfuerzo sobrehumano para llamar la atención de la niña más despistada, menos agraciada y más corriente que común capaz de acabar con su salario en un santiamén, de olvidar el manga que le había dedicado (porque Harima, al descubrir que Tenma está enamorado de otro, comienza a escribir un manga que se vuelve en parte indispensable de la serie) o simplemente de envenenarlo porque es sencillamente la peor cocinera de oriente.  Sí, Harima está tan salado, que ni un brujo de Catemaco podría curarle su mala suerte.

Después de una noche larga estudiando ingeniería, toda cabeza está a punto de explotar.

SR es la obra prima de Jin Kobayashi, un novel mangaka que ganó un concurso gracias a esta obra, la cual lo catapultó a una fama insospechada incluso fuera de Japón.  A decir de varias fuentes, los personajes (incluso el mismo Harima) están inspirados directamente en las desventuras del autor.  Sea así o porque se trate de una obra inédita, SR ofrece una gran cantidad de situaciones hilarantes, que van desde la parodia de películas (como Matrix, los Siete Samuráis, el Señor de los Anillos, y varias obras de Akira Kurosawa) o incluso en sus momentos finales, con los ovas 25 y 26 de la inexplicadamente inconclusa tercera temporada (san gakki), nos lleva a rodar lágrimas por sus dos protagonistas. 

Señoras y señores, con ustedes el Super Sayajin fase Harima.

Cierto, ante tantas series que hablan sobre los días de escuela (el famoso “slice of life”), ¿qué puede hablarse de las locuras de Tenma, Harima y compañía?  Si esto fuera una obra de teatro, la obra en cuestión ofrece un entramado de personajes muy rico.  El club de amigas de Tenma (versión femenina del club de Toby) está integrado por cuatro chicas muy peculiares: la misteriosa y cuentachiles Akira Takano (debería de apellidarse Takaño),   quien en sus ratos de ocio trabaja de… agente secreto al más puro estilo matrix;  Mikoto Suou, experta en partir madres artes marciales y quien gusta descargar su furia con su amigo de la infancia Haruki Hanai, quien es “the great pretender” de nuestra siguiente en la lista, sí señores; Yakumo Tsukamoto (interpretada por la inconfundible Mamiko Noto)la hermana menor (aunque parece todo lo contrario) de Tenma, quién es lo que muchos desgraciados bastardos esperarían de una mujer: ultra atenta, excelente cocinera, sacrificada, y guapísima, pero ¡oh sorpresa!, tiene la rara cualidad (o maldición, depende del punto de vista) de poder leer la mente de la gente que se siente atraída hacia ella, lo que obviamente desenmascara a quién quiera pasarse de listo con ella. 

Mikoto Suou, Akira Takano y la siempre vehemente Eri Sawachika.

Claro que al tener varios pretendientes suele sentirse incómoda y rechaza a uno tras otros sin consideración, hasta que se topa con Harima (a quién obviamente no puede leerle la mente) y por último, la niña más fresa y nice de la escuela, Eri Sawachika (Yui Horie haciendo un papel qué sencillamente está de no creerse, ah, pronúnciese “saachka”), la princesa e inalcanzable (para el vulgo, a.k.a. sus compañeros de clase) mujer, hija de una familia adinerada que sin embargo no le da mucha atención al grado de que sabe más de su vida privada el mayordomo que sus papás (y cómo espectáculo aparte, vean las estrategias que hace éste cuando se les ocurre jugar a la guerra en el colegio, en una clara parodia de la célebre película bélica “Battle Royale”).

Kenji Harima, por amor de dios, no desperdicies tus oportunidades.

Con estos elementos en juego, y con un círculo de compañeros de clase con estereotipos comunes y corrientes, suceden de verdad disparatadas aventuras: el gordito chaquetero dueño de una tienda de renta de películas porno y presidente del club de los pervertidos (Ganji Nishimoto); el chico tímido amigo de todos los niños de la clase que no quiere que sus amigos caigan en tentación (Kentarou Nara), el patético pseudo-galán estilo Mauricio Garcés que cree traer locas a todas (Kyousuke Imadori)… en fin, hay varios más pero como dice Eri al referirse de manera muy feminista sobre sus compañeros de clase: ¡¿por qué todos los hombres de mi clase son unos retrasados mentales?! Eso por el lado de los hombres, y de las niñas de la misma escuela de Tenma y Harima destacan Karen Ichijou, la clásica chica tímida y súper dedicada en los estudios cuyo “sex appeal” es inversamente proporcional a su fuerza física, y la mujer gorila (en palabras de Imadouri), ruda y salvajemente grupera, perdón, estudiante de intercambio venida de México (¡a huevo!) Lala González (cuyo nombre viene en honor de la legendaria luchadora mexicana Lola González) y quién tiene en Ichijou tanto a su némesis como a la única amiga a quién más confianza le tiene.  Por cierto, aunque no lo parezca por lo brava, tiene su corazoncito.

100% exportación mexicana, Lala González, salvajemente grupera.

Claro, School Rumble, para los que quieren las historias perfectamente bien digeridas y estructuradas, sin duda les resultara difícil de comprender, básicamente por la mala costumbre de querer que la trama se adapte a nuestros caprichos, cuando, con base en lo que dice el ilustre Koneko Sensei, el anime lleva en sí un mensaje que ya no puede modificarse, y al que nosotros sólo nos corresponde abrir.  Y ahí SR tiene un final que simplemente es desconcertante.  Ampliamente recomiendo, leer el manga, no tanto para hacer la odiosa comparación entre la versión animada con su contraparte en tinta y papel, sino porque es muy complementaria, y más antes de ver los ovas de san gakki.  Aclaro que la adaptación animada de la obra de Jin Kobayashi es prácticamente literal, siendo de esos pocos animes (al menos de los que yo he visto) que tienen una adaptación muy fiel.

No es beso, simplemente una ilusión óptica.

Finalmente y a pesar de no ser una obra muy reciente, la frescura de SR la puedo resumir en una fórmula matemática: ¡(Tenma + Harima (Eri vs Yakumo))/(mala suerte + malas interpretaciones+cupido despistado)*(alumnos Yagami High School) = risas garantizadas n_n!

Queda de tarea para el lector su propia apreciación, animándolo a que ponga su mente en blanco, o si lo prefiere, que se ponga en sus dorados años de bachillerato y recuerde aquel amor que nunca se cristalizo, sea por miedo, mala suerte o porque se le olvido poner de cabeza a san Antonio.

Por último, si me preguntan, ¿cuál es mi capítulo favorito? El sexto de la segunda temporada.  No puede haber cosa más graciosa como esa paranoica versión de “la bella durmiente”, con Eri como príncipe valiente, Yakumo la malvada bruja y… Harima como “sleeping beauty”.

Como es mi costumbre terminar con un video alusivo, les dejo a Yui Horie y Unscandal, interpretando "Scramble", opening de la primera temporada.


Dedicado para D.T. n_n !!!   Ñiaua!!


jueves, 15 de julio de 2010

Saint Seiya: la marca de una generación


Título original: 聖闘士星矢
Le querían poner: San Seiya
En España y Latinoamérica fueron capaces de ponerle: Los caballeros del zodíaco
En EU le pusieron: Ladies (K)nights of the Zodiac
En Italia le querían poner: Le cava-ñiero del’lo zobaco
Le terminaron poniendo: Saint Seiya

Advertencia.  Este más que un review, es un nota apreciatoria sobre esta sensacional serie que marcó a una generación, para que las generaciones que se creen muy “uyuyuy” por sólo ver los shounen de moda, volteen también hacia atrás para comprender a quienes dejaron un legado en el mundo de la animación japonesa.

 Los santos de bronce: Seiya (TOC), Ikki(TAS), Shiryu(Border), Hyoga(Complejo de Edipo) y Shun(TD). *

Por ahí del ’93, en una lejana mañana de la entrañable barra infantil de Canal 13, donde aparecía el primo hermano del caribeño dinosaurio Marley de juguetes radioactivos, mejor conocido como Carisaurio (¿se acuerdan de ese buey, que por cierto, era bastante pero bastante teto?), se me ocurre poner atención a una formidable pelea entre un maltrecho güero con armadura blanca y su aparente superior contrincante vestido con una armadura dorada con puntas  en los hombros y que simulaba el exoesqueleto de un escorpión.  En el fragor de la pelea los contrincantes hacen referencia a las constelaciones que representan sus armaduras (cygnus y skorpio) y que a partir de concentrar sus puntos vitales  (la ubicación de las estrellas de sus respectivas constelaciones) en la energía interna vital, llamada “cosmos” (el ki o chakra según las culturas orientales), desarrollan sus técnicas o trucos (polvo de diamante para el cisne y aguja escarlata del escorpión) y al final, en la última estocada, cuando el cisne después de recibir la última punzada (llamada Antares, en honor a la principal estrella de la constelación de skorpio) el caballero dorado se da cuenta que perdió al haber congelado el cisnes los puntos vitales que representan a las 13 estrellas de su constelación.  




 El cisne vs el escorpión, ¿recuerdan esa épica batalla?

Sin duda todos los fans de Saint Seiya tenemos esa imagen muy presente, así como la parte en la cual se desarrolla  esta pelea (saga del Santuario).  Cómo existen cantidad de páginas que narran a detalle toda la cronología de Saint Seiya y que detallan hasta el color de calzones de Masami Kurumada, me dedicaré mejor a compartir qué significó esa serie en su momento para un servidor y para muchos otros fans. 

Podría decir que por ahí entre los años 88 y 92 no hubo una serie de animación que me llamara la atención.  Son épocas en que se vivía de la retransmisión de clásicos títulos (Candy por ejemplo) o si acaso y debido al horario en que se transmitían (barra matinal entre semana), no pude disfrutar de Samed el duende mágico, Lalabel, Sandybel, los gatos samurái o Honey Honey.   La aparición de los caballeros del zodíaco vino a refrescar el abanico de lo que se podía ver en la limitada cartelera de la tele abierta (cosa que sigue igual desgraciadamente) con una serie que aunque ligeramente vieja (primero capítulos transmitidos en 1986 en la televisión nipona) era capaz de generar expectativas semana tras semana, en una época donde el internet era más conocido como herramienta de ciencia ficción y el celular un ladrillo de lujo para ejecutivos o políticos de alto pedorraje nivel.

 ¿Quieren un tatuaje así de fregón? Vayan con el dibujante al que más confianza le tengan. ¿Eres niña y vives en el Bajío? Piénsalo dos veces, no te vaya a caer la Gestapo estatal encima.

La magia de Saint Seiya radica en su sencilla premisa: la eterna lucha del bien (el bando de Athena) contra el mal encarnado por… por… por… aaah, sí, inicialmente el supuesto Patriarca (Pope) mejor conocido como Saga de Géminis (capítulos 1 al 73), luego el desafío de los dioses guerreros de Hilda (capítulos 74 al 99) y la saga de Poseidón (100 al 114).  Para quienes habían leído el manga, la espera de poder ver materializada en anime la emocionante última parte (saga de Hades) tuvo sus momentos gloriosos como agridulces con los episodios 115 al 145.  Pues bien, esta aparente sencilla estructura de Athena y sus caballeros (llamados santos de acuerdo a su autor, y apelando al sentido original de la palabra griega “iagios” es decir, virtuoso, pero no de conducta resignada sino de inquebrantable luchador) contra fuerzas aparentemente superiores pero  que nunca se dan por vencidos (arquetipo clásico de muchos mangas shounen) funciona principalmente gracias a los cambios de ritmo durante las peleas (con una marcial pero atinada música de fondo), numerosos flashbacks que describen momentos de la infancia de los protagonistas que marcaron su decisión de convertirse en santos (caso concreto, Aioria de Leo y Hyoga el cisne) y al incesante uso de las referencias mitológicas, particularmente de la cultura griega y nórdica, así como la extracción de notas filosóficas del budismo; tal es el caso de Shaka de Virgo, sin duda, el santo más poderoso y cuyas reflexiones sobre la vida y la muerte  del ser humano  lo ponen en un nivel espiritual por encima de los once restantes santos dorados.



 Los dioses guerreros de Asgard. Sin duda le dieron un gran plus a la serie, a pesar de no haber aparecido en el manga.

Así que teniendo una innumerable fuente como inspiración, cualquiera pensaría que Masami Kurumada vilmente vertió todo esto en una licuadora y ¡zas!, se tiene Saint Seiya para tragarse llanamente.  La realidad es que para garantizar el poder disfrutar de esta extensa serie se necesita hacer uso de la curiosidad y de espíritu de investigador para, no tanto entender, sino ubicar esa escenografía presentada en la cantidad de mitologías presentes.  Gracias a ello, SS me pico la curiosidad por leer la Ilíada y un libro de historias de la Grecia Antigua, así como buscar información en la enciclopedia sobre los mitos vikingos y la tradición de la filosofía budista.  Por ello atesoro esta serie, pese a los numerosos defectos que tanto fans como “críticos” le tildan: que si la misma fórmula (Seiya y sus caballeros rescatando a la inútil de princesa Athena), que si el número excesivo de personajes, que si las exageradas resurrecciones, que si Seiya esto, que si a Shun se le voltea el calcetín..    Miren, no hay animes perfectos, no hay historias que sean “monedita de oro”, pero esas mismas imperfecciones son las que le dan sabor a la historia.  Sí, por momentos dan ganas de darle de zapes a el buey de Seiya (el santo con TOC, consulte a su psiquiatra más cercano para saber que es TOC), Shun (el santo de cabecera de la marcha del orgullo gay de Andrómeda), Hyoga (el santo del complejo de Edipo no superado de la constelación del cisne) y Shiryuu (el caballero sadomasoquista y cabrón dragón), pero afortunadamente ahí aparece un personaje que le da un interesante contrapeso (Ikki el fénix, el santo de bronce más mamado poderoso) a lo sumisos y bobos que pueden resultar aquellos cuatro.   

 Los santos dorados, principales protagonistas en la saga de Hades.

¿Por qué invitaría a alguien que no ha visto Saint Seiya a verla? Tal vez sea difícil convencer a las nuevas generaciones (de la Z en adelante) a que SS se convierta en su favorita.  No se trata de eso.  Si hacemos uso de un espíritu curioso (por no decirle, ñoño), esta obra de Masami Kurumada nos deleita más si ejercitamos nuestra capacidad de erudición y damos una leída, a la par de estar viendo la serie, por conocer más de los detalles mitológicos que están involucrados en esta serie.  De entrada, las numerosas referencias con las historias de la Grecia antigua y su relación con las constelaciones.  Y por supuesto, la mitología griega no es la única coprotagonista.  Recomendaría leer (espero no estar pidiendo mucho) ciertas nociones de mitología nórdica, en particular “el anillo del nibelungo”, así como de la cosmovisión del budismo (en mi opinión, una “religión” muy sincera).  La aparición de numerosos combatientes, con diferentes motivaciones para pelear, algunas que van de la nobleza a la más terrible sed de venganza es finalmente una característica que enriquece la serie, si bien para algunos exagerada por el número.  Y como elemento latinoamericano importante, este doblaje marco época, pues contó con la participación de varios de los mejores actores del medio: Jesús Barreiro (Pegaso), Marcos Patiño (Fénix), Yamil Atala(Leo), María Fernanda Morales (Athena), René García (Cisne) por citar algunos.  Es curioso que a veces no averiguamos el nombre de estos artistas, pero si llegan a asistir a un evento, el que sea, y se encuentran con estos actores, por favor, dénles el reconocimiento que merecen.

El tesoro del cielo, el gran poder de Shaka de Virgo, ataque y defensa en uno. ¡Cuántos pobres chicos de la PFP desearían tenerlo! 


Las flores nacen y luego se marchitan.
Las estrellas brillan y luego se extinguen.
A este planeta, a nuestro sol, a nuestra galaxia.
Incluso a todo el universo
tarde o temprano le llegará la hora de morir.

Lo mismo sucede con la vida de las personas.
Aunque comparada con la inmensidad del universo
sólo sea un simple parpadeo.
En ese breve lapso de tiempo, las personas nacen,
experimentan el amor y el odio,
luchan y sufren.
Pueden reír y llorar.
Y finalmente, la muerte los envuelve
con su manto de descanso eterno.

 ¡Viento, lleva este mensaje y entrégaselo a Athena!

Si una serie puede mostrar, en una de sus escenas este impresionante poema, sin duda, tiene un carisma que muchas otras le envidiarían.  Estas palabras de Shaka de virgo definitivamente pueden atravesar muchos corazones.  La poesía no siempre necesita explicaciones, tan sólo un corazón sin prejuicios para atraparla.  Así que, hagan a un lado cualquier pensamiento oscuro que les hayan inculcado sobre SS.  Véanla sin esperar nada, pongan sus mentes en blanco y déjense llevar por una trama con drama creciente 

Dohko de libra y sus cien dragones.

Al final, la recompensa será qué más allá de la imposición de los dioses, los humanos, tanto son capaces de las más atroces actos de bestialidad como de las más sublimes cruzadas y de los más valiosos sacrificios si se trata de que ganen la justicia y la paz.  Ésta, es la más grande cualidad humana.

*Según el libro de cabecera de los psiquiatras, el  DSMD (diagnostic and statical mental disorder), se tiene que: 
TOC = Trastorno obsesivo compulsivo, según el diccionario de enfermedades psiquiátricas .
TAS = Transtorno antisocial.
Border = Transtorno límite de la personalidad.
TD = Transtorno dependiente.

viernes, 2 de julio de 2010

Shakugan no Shana

Título original: 灼眼のシャナ
Le querían poner: Shana Shana colita de rana
Terminaron poniéndole: Shana la de ojos de fuego
En Galicia le hubieran puesto: Chana la de cabellos y ojos rojos de fuego y ¡olé!

Ahora cambiemos de género respecto a los anteriores animes review. La serie en cuestión cuenta con dos temporadas, ambas animadas por J.C. Staff y basadas en las novelas ligeras de Yashichiro Takahashi e ilustradas por Noizi Ito, obviamente llevadas después al formato manga. La premisa de esta historia es algo compleja, con arquetipos clásicos de las historias de fantasías. Dos bandos perfectamente bien diferenciados, los Guze no Tomogara (habitante carmesí, entiéndase, los malos) son una especie de comedores de almas o como le llaman en la serie, devoradores del “poder de existencia” de los seres humanos (pobres humanos, tan lejos de Dios y tan cerca del mal) mientras que del otro bando, están las Flame Haze (neblinas llameantes), quienes hacen contrapeso al combatir a los Tomogara y colocar antorchas (esto es, residuos de alma) en los lugares donde los humanos fueron devorados, con el fin de mantener el equilibrio (es decir, minimizar las entropías generadas por la glotonería de los Tomogara) para que al mundo no se lo cargue el payaso. Sencillo, ¿verdad? Ah, por cierto, los Flame Haze no son precisamente unas hermanas de la caridad, pues si necesitan echar mano de un humano medio muerto para compensar el equilibrio, les vale un comino que sea hombre, mujer, niño, anciano o quimera.


Shana, la cazadora de ojos y cabellos de fuego

En medio de este conflicto, se sitúa el protagonista, Yuuji Sakai, un chico común, con sus broncas normales, de buen corazón, sencillito, medio acomplejado por momentos pero muy noble. Sin querer queriendo un día se mete en el camino de un Rinne (objetos sirvientes de los Guze no Tomogara) tipo Garbage Pailkid (los rinne suelen tener aspectos sacados de la isla de los muñecos xochimilcas) y justo cuando iba a ser devorado ¡zaz!, de la nada, aparece una chavita de cabellos y ojos rojos (la doble de Ranma mujer… ja, mentira) para salvarlo… (o podría haber sido la chapulina colorada…). El asombro de Yuuji es doble cuando la chica le confiesa una gran verdad: ya no existes (te cargo el payaso, o mejor dicho, el Garbage Pailkid). Ups, santos dramas y conflictos sin entender, pues el Yuuji de plano no acepta que ya tan sólo es una antorcha y que de un momento a otro, se le va a apagar el fuego de su amor de lo que queda de su existencia y pues, se tiene que resignar a su inexorable final (cuando una antorcha se apaga, se desvanece cualquier prueba de que esa persona existió).

Yuuji y Shana, otra pareja cómico-dramática tipo Ranma-Akane o Inuyasha-Kagome

Ante esta terrible declaración, cualquiera podría darse un tiro, pero el buen Yuuji es un tipo optimista y decide seguir a Shana en su cacería de Guze no Tomogaras, mientras que Shana decide no quitarle la mirada seductora de encima pues Yuuji es un mistes, una especie de cajita musical que guarda objetos creados por los tomogara. ¡Y vaya que lo que trae dentro el chavo no es cualquier objeto! Please, no piensen mal, ¡no sean cochambrosos! Así, Shana se convierte en una más de las chicas de su clase, y sin querer queriendo, más niños de la clase de Yuuji se verán envueltos en esta guerra no clásica del bien contra el mal.

El género de fantasía siempre ha cautivado al ser humano, es más, a partir de los estudios de Freud y principalmente de Jung (ambos eran entusiastas estudiosos de las mitologías y cosmologías de las culturas del mundo), se considera que incluso son una forma necesaria para descargar energías reprimidas. Por eso no me extraña que el género de fantasía sea tan recurrente, tanto en el anime como en el cine. Ahora bien, habiendo muchos clichés (los malos que quieren dominar al mundo sin importar los medios, los héroes buenos incólumes al dolor y todo sacrificio, la doncella cautiva por el dragón y obvio el infaltable príncipe azul) en este tipo de historias, ¿qué puede tener un anime de este tipo para que sea atractivo? Y he aquí el secreto de esta sencilla serie, que sin ser muy famosa y aparentemente “pan con lo mismo”, recurre tanto a las fórmulas ya probadas pero principalmente, proporciona algunos elementos frescos que la hacen muy atractiva (principalmente la primera temporada): personajes muy bien definidos, que pese a sus poderes, tienen debilidades y miedos, unos villanos de apariencia noble y atractiva pero dispuestos a usar cualquier medio sin compasión para alcanzar sus fines, y en medio de esto, unos chicos de preparatoria que al quedar en medio del conflicto de las fuerzas beligerantes, deberían descubrir si son sinceros con sus propios sentimientos, sin importar que estos puedan ser correspondidos con la misma intensidad (esto, vaya que provocará que más de uno se quiera cortar las venas). Obviamente, el romance va a estar de la mano con las batallas más candentes a lo largo de la serie.

El género de fantasía, sea en la literatura, el anime o el cine, seguirá cautivando por mucho tiempo.

Echando un vistazo a los personajes, sin duda el dúo Shana-Yuuji es de esas parejas cómicas estilo Akane-Ranma, Kagome-Inuyasha, en donde aunque al principio sea la necesidad lo que los hace estar juntos (Ranma mantenido por la familia Tendou mientras que Kagome e Inuyasha unidos en búsqueda del Shikon no Tama), irremediablemente se descubren uno en el otro para formar un equipo invencible ante casi cualquier adversidad. Aún así, hay también otros personajes que entran en este juego de relación de “te quiero pero no te quiero” como la inocente y dulce Kazumi Yoshida y el mejor amigo de Yuuji, Hayato Ike. Las otras neblinas llameantes de importancia son la sexy y vengativa Marjorie Doe (interpretada por mi seiyuu favorita, Hitomi Nabatame), una descocada rubia que busca al Tomogara Plateado para partirle su mandarina. Su objeto mágico (las neblinas llameantes llevan un objeto mágico, que es en realidad un caballero carmesí, entidad que le proporciona poderes especiales) es un libro todo loco llamado Marcos, al que le encanta echarle carrilla a la Marjorie, sobre todo, cuando se le pasan los tragos. La otra neblina de importancia es Wilhelmina Carmel, antigua instructora y tutora de Shana, quién a pesar de tener traje de mucama, no sabe cocinar ni un carajo y toda la comida que hace es de microondas. Bueno, a pesar de esa apariencia, es de las neblinas llameantes más poderosas.

Y falta hablar de los villanos, quienes al igual que las neblinas llameantes, tienen sus títulos nobiliarios medio chaqueteros que a veces dan un poco más de risa en lugar de imponer respeto. Si bien algunos van siendo eliminados en el camino, los que conforman la trinidad de Bal-Masqué marcaran la pauta. Este trío lo conforman la tres ojos tuerta Bel-Peol, al parecer la mera-mera petatera, Sidonay Metamorfosis, quién se convierte en una mezcla bizarra de glifo y otros mounstruos y la inocente ¡sic! súper poderosa Hecate, quien en su versión chibi tiene sus mejores encontronazos con Shana (vean los spin-offs, llamados Shakugan no Shanatan).

Bien, pues si eres fan de las historias rosas con un poco de oscuridad y buena dosis de acción, sin duda es el ánimo adecuado para ti. En octubre de este año (al parecer) ya se tiene confirmada la tercera y al parecer, última temporada, en dónde esperemos se resuelvan varios de los hilos que dejaron pendientes en la segunda. Vale decir también, que a pesar de que la primera temporada es más vertiginosa que su secuela, en esta última se cuenta con unas batallas más espectaculares y más misterios (cómo, quién diablos es el Plateado y quién es el constructor del hougu (objeto mágico creado por los Tomogara) de Yuuji Sakai. En fin, tratando de anticipar sobre la tercera temporada, y de acuerdo con los contenidos de las novelas ligeras, de las que se han editado 18 tomos, se espera la participación de otros personajes relacionados con Wilhelmina y sus antiguos compañeros de aventuras amorosas de viaje Pheles y Johann, además del ansiado final del conflicto entre Shana y Kazumi Yoshida, el cual puede ser algo trágico, así como la evolución de Yuuji y la decisión que tendrá que tomar pues Bal-Masqué está más que decidido a extraerle su cajita feliz, digo, su hougu a Yuuji; si Marjorie Doe tendrá su venganza… Bien, todas estas dudas y más, tendrán próximamente su conclusión. Por lo pronto, les deseo éxito y que se diviertan un rato con esta recomendable serie.

Shana y Marjorie Daw
Y bueno, cómo se ha hecho costumbre en este blog, les dejo un PV.  La canción es "Sociometry", ending de la parte dos de la segunda temporada, interpretada por Kotoko.